Disertación sobre el nacionalismo regional

Hoy he estado comentando un artículo de Arturo Pérez Reverte con un compañero de trabajo. Yo soy malagueño residente en Barcelona y él es nativo del lugar. El artículo en cuestión es Aragón también existe y habla, al estilo de Reverte del país catalán y su posible existencia.


La respuesta de mi compañero al artículo fue la siguiente:

Después de esta impresionante lección de historia solo me queda pensar que esto de España como decía la Trinca en una canción es una invención de los reyes católicos en una noche de excesos etílicos .

Jaume

PD. La Trinca era un conjunto que cantaba canciones de humor en catalán. Es por si dada tu juventud y procedencia no los conoces.



Y mi respuesta, de la cual quería dejar constancia en mi blog y por la cual he hecho este post es la que sigue. Creo que es una buena manera de que sigáis conociendo a la persona que escribe unas líneas de vez en cuando por aquí:

Bueno,

El amigo Pérez se pasa en las formas, como casi siempre.
Porque se pueden contar las mismas cosas sin tener que ofender a nadie.

En cualquier caso, no deja de parecerme curioso que algo que debería ser tan objetivo como la historia que no es más que como son las cosas o como eran en este caso, pueda ser tan distinta según donde se cuente.

Por suerte o por desgracia, soy de Málaga, sí, ese lugar donde hemos tenido un siglo más que en el resto de España la influencia árabe (o más según con quién compares), mis padres son profesores, he tenido una novia gallega durante algo más de 4 años, actualmente tengo una novia vasca y tengo 6 primos de Bilbao, todo esto además de cumplir próximamente y este mes mi 6º año en Cataluña. Y es que cada uno te cuenta una historia distinta.

Parece que al fin y al cabo somos víctimas de la historia que cada uno de nuestros gobiernos nos ha querido contar, que ha influido en nuestro sentimiento patriótico (de donde sea) y que en definitiva nos ha hecho cultivar una animadversión hacia nuestros vecinos que yo creo no se merecen. Porque todos somos distintos, yo tampoco soy igual a la gallega, los vacos o los catalanes, pero por suerte me he enriquecido con ellos y espero que ellos conmigo. Y es que a menudo, en lugar de centrarnos en lo positivo, en lo bonito y en lo valioso y fructífero que es para nuestra sociedad la ventaja de tener un país tan multicultural como el que tenemos, nos imponemos unas barreras que no hacen más que limitarnos en el crecimiento como personas y como sociedad.

A veces pienso que no somos más que unos catetos, que caminamos como el burro al que le tapan los ojos para que no se desvíe del camino por el que nos quieren llevar. Me acuerdo de las historias que me contaban (y que ahora ya no se si son verdad) de la época comunista en Rusia, en la que el gobierno manipulaba las fotos en los periódicos y los libros de texto a su antojo y conveniencia, o de aquella película (Enemy at the gates / Enemigo a las puertas) en la que otorgaban a un francotirador ruso unos éxitos que no eran suyos con tal de animar a las tropas y darles una energía y confianza extra para que siguieran en la batalla y a pie del cañón. Que bonito sería que no nos taparan los ojos y que cuando camináramos pudiéramos ver orgullosos nuestras rías y acantilados del norte, nuestras calas y playas del mediterráneo, nuestras montañas nevadas del pirineo con sus lagos y su verde lleno de vida, el horizonte que parece interminable y sin obstáculos naturales cuando caminas por las provincias de Castilla, las montañas peladas con la flora pidiendo agua a gritos de Extremadura o Andalucía, o las tierras volcánicas que han emergido del mar para dar vida a nuestros hermanos canarios.

A mi personalmente me da lástima que nos miremos con recelo en lugar de darnos la mano y cambiarnos un pan con tomate y una calçotada por un pulpo a feira y una mariscada. Pero bueno, esto no es más que la opinión de uno de los españoles de tantos que somos, y la opinión de uno solo no va a cambiar la del resto de millones.

Que tengas un buen día, Jaume.

Por cierto, si que se quienes son la Trinca, que por cierto están forrados con los mil programas de humor de los que son dueños en las distintas televisiones.

Sea España una invención o no, no es más que otra más entre todas aquellas que nos rodean, como el nuevo movimiento europeísta que se han inventado recientemente con incluso una moneda única y libertad de movimiento de personas y capital entre los miembros integrantes. Porque no todos los inventos son malos. ¿Qué haríamos sin la escritura, Internet, el teclado o el nacionalismo regional? Quizás sin estos otros inventos no estaríamos intercambiando opiniones y solo sería una mañana más de lunes.